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¿Cuántas veces te han dicho de pequeña..? No seas orgullosa.

O, con ese orgullo nadie te va a querer.

Entonces, de niñas, no entendíamos bien qué nos querían decir con eso del orgullo y quizá hoy tampoco, porque no sabemos muy bien qué es ser orgullosa y aunque lo relacionamos con algo negativo, desconocemos cómo se manifiesta en nuestra vida el orgullo y las consecuencias que trae, como correspondencia, a tu experiencia.

Es por ello, que hoy, vamos a hablar sobre el orgullo. Sobre orgullosos y orgullosas, ya que con mucha probabilidad sea una actitud que está haciendo más mal en tu vida del que puedes creer y se requiere comprender para poder sanarla.

Comprende a qué aparece y cómo podemos vencer el orgullo.

¿Qué es el orgullo?

Buena pregunta, qué es el orgullo.

¿Qué significa el orgullo?

Según la RAE, esta definición se separa en dos vertientes, una positiva y otra negativa.

Una, la define como un sentimiento de satisfacción por logros, capacidades o méritos propios por los que una persona se sienta concernida. También lo asocia al amor propio, a la autoestima.

La segunda definición de orgullo se llena con calificativos como arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia que conlleva sentimientos de superioridad.

Nos definen el orgullo como dos caras de una misma moneda.

¿Y de qué moneda se trata?

Del sentimiento de valoración de uno mismo, ni más ni menos, que como todo en este mundo dual, tiene dos polaridades.

Para mi, el primer significado que da la RAE, y esta es una valoración personal que no sé si compartes, como un sentimiento de satisfacción, es el verdadero orgullo.

Un orgullo positivo, lo podemos denominar como..

El orgullo como valor

orgulloso, orgullosa. María Roncero Azabal

Del francés orgueil, es un sentimiento superior de valoración por uno mismo.

El orgullo, visto así, es un sentimiento apreciable y valorado, porque surge de causas nobles o virtudes.

El orgullo positivo.

Se relaciona con el amor por uno mismo, el respeto propio y el de los demás. La valoración que te permite poner límites a lo que no quieres para ti. Es un sentimiento que te impulsa al avance.

Nos hace apreciar o admirar a una persona a la que valoramos y a apreciarnos a nosotros mismos porque nos damos valor.

El orgullo como emoción positiva.

Sentido desde este paradigma, el orgullo te permite valorarte y valorar el mundo externo que te rodea otorgándole un valor positivo determinado.

Te lleva a accionar para construir, a la obtención de logros y a sentir alabanza por los logros de otras personas porque también nos sentimos orgulloso de otros.

Es una emoción que aporta energía de avance y de progreso.

Negarte el permiso de sentirte orgullosa de ti, es negarte tu propia valoración y la valoración de los otros.

Pero existe la otra cara de la moneda de la valoración personal, una cara menos atractiva, una cara que nos hace daño.

El orgullo como defecto.

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El orgullo como defecto es la soberbia.

Del latín, supervia, es un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás, que se concreta con el deseo de ser preferido por otros basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del ego, del yo sin considerar si hiere o daña.

Convierte a las personas en altivos, altaneros, arrogantes, vanidosos… incapaces de reconocer el error ni de pedir perdón por ello.

La soberbia es un producto que se produce por la faltante de dos factores: la consideración y la observación, tanto interna como externa.

Estos faltantes hacen que los sujetos en soberbia, la cara negativa del orgullo, rechacen cualquier observación, error o defecto que les señalen, por consideración al prójimo, como puntos de mejora.

La soberbia del centro egóico no aceptará nunca información que te muestre tus faltantes, ya que en soberbia, se carece de humildad (consideración interna) y de aceptación de la verdad de lo que es (consideración externa).

Todos somos soberbios, es una verdad que hemos de aceptar.

Lo somos en mayor o menos grado porque, al igual que el orgullo, son emociones que nos habitan, nos conforman. Negar esto es inconsciencia o miedo a qué van a pensar de nosotros si conocen esa faceta negativa en nuestra persona.

La cuestión que se nos plantea es cómo manejar esta soberbia, que de ahora en adelante llamaremos..

El orgullo negativo.

El orgullo negativo o soberbia es la obsesión con el yo. Habla del yo, del mi y del mi mismo en una persona.

El orgullo negativo nos conduce a la arrogancia, a no escuchar y a minimizar el aporte de los demás.

Y se puede reconocer cuando este demonio, porque se puede llamar asi, actúa en ti y te posee, observando los patrones de comportamiento, tanto en ti como en otros.

Entonces…

¿Cómo saber si eres una persona orgullosa?

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El orgulloso negativo o soberbio habla primero, pasa primero.. porque cree que lo que él tiene que decir o hacer es lo mejor.

El orgulloso negativo no acepta el aporte de los demás, se aferra a una postura y la defiende a muerte, sin margen para error ni corrección. El sabelotodo aunque no tenga resultados en nada.

Personas con orgullo negativo se fuerzan a vivir aparentando que todo va bien y ocupar el primer lugar, de cara a los demás, para justificar ese sentimiento que tienen.

Resumiendo, son personas que..

Se engañan a si mismas.

Siempre tienen la última palabra.

Les cuesta horrores pedir perdón.

Sienten amenazada la imagen que tienen de si constantemente.

Hablan con frecuencia de sus logros del pasado.

No piden ayuda nunca, se creen autosuficientes y capaces de hacerlo todo solos.

No valoran a los demás, les cuesta reconocer su mérito un triunfo.

Se sienten en la obligación de estar siempre en control.

¿Reconoces a alguien así? ¿Tu hijo, tu marido, tu madre, algún amigo o pariente.. o quizá seas tú?

¿Te ves reflejada en algún comportamiento?

Si es así, estás en el lugar correcto, porque hoy vamos a ver cómo expulsar esta emoción de tu identidad o cuanto menos, minimizarla si aparece.

El orgullo como pecado capital.

El orgullo como pecado de los pecados. Ya nos lo advirtieron en los Libros Sagrados.

El orgullo según la Biblia.

Se considera el pecado de los pecados, porque fue el orgullo, pero el orgullo negativo, o sea la soberbia, lo que transformó a Lucero, un querubín ungido de Dios, perfección, sabiduría y hermosura en Satanás, padre de la mentira, el engaño y la maldad.

Según la Biblia este es el primer pecado y es del que han nacido todos los demás.

Si no queremos ir a la destrucción, como le pasó a Lucero, ahora Satanás, debemos aprender a lidiar con esta emoción, que si la dejamos pasar, nos domina 😉

¿Por qué se produce el orgullo?

El orgullo negativo se produce por falta de valoración personal positiva.

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La falta de esa valoración hace que nazca una creencia de inferioridad en nuestra identidad que nos obliga a protegernos de que nos hagan daño.

Como siempre te digo, el mal de nuestros males, sea el que sea y venga de donde venga, siempre nace de creencias limitantes como el no puedo, no valgo, no soy lo suficiente, que de un modo u otro, nos hacen sentir frágiles, débiles, causando en la mayoría de las veces, un daño en nuestras relaciones con nosotras y con otros.

¿Por qué tanto orgullo?

El orgullo negativo abunda porque como colectivo humanidad, en su mayoría nos falta observación y valoración, tanto interna como externa.

Y al igual que pasa a nivel individual, la sociedad se defiende atacando para no dejar al descubierto su vulnerabilidad.

Se prefiere vivir una vida en guerra antes que sanar la herida que aun sangra y empezar a darnos el valor nosotros que otros nos negaron.

Esta es la razón principal de que solo nos importe lo que tenga que ver con nosotros y nos de igual qué pase alrededor, mientras no nos salpique. Esta es la razón por la hemos creado un mundo, el que vivimos, dominado por el ego.

Mientras no nos duela a nosotros, nos creemos más que la persona que padece, en el área en el que sea.

Es falta de humildad y de aceptación. Siempre es lo mismo. Las partes carentes de nosotros se llenan con la otra polaridad para equilibranos, aunque nos hagan daño.

Lo hacemos con un único objetivo, defendernos para que nadie toque la herida que nos muestra nuestra debilidad, nos duele mucho dejarla sin protección un sentimiento que no nos permitimos sentir, aunque nos haga más daño que la propia herida.

¿Por qué el orgullo es malo?

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El orgullo negativo es malo porque es sinónimo de miedo a sufrir. Sufrir por el daño que otros puedan hacernos.

Y nadie quiere sufrir, ya hemos sentido cómo duele el dolor de ese lado.

El «lado malo» es que nos volvemos dependientes del reconocimiento de otros, y por miedo a mostrar ese lado vulnerable donde hace mucho nos hirieron, nos vestimos de vanidad, altanería, arrogancia, altivez… para que no nos lo toquen.

Creamos una máscara.

El orgullo negativo, la soberbia es un programa de protección capitaneado por demonios que invita al rechazo y eso te lleva a la soledad, la tristeza y la angustia.

Sí, es malo porque trae dolor y emociones negativas que nos consumen.

Aunque el «lado bueno», es que el dolor en la soberbia, en su parte positiva, solo viene a mostrarnos un espacio de cambio y transformación= La herida.

¿Dónde te lleva el orgullo?

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El orgullo negativo, la soberbia mantenida, es un gran generador de conflictos en tu vida que no deja a nadie a salvo: tu familia, tu pareja, tus hijos…

Presumir de cualidades propias menospreciando las ajenas no es fuente de simpatía para nadie.

Dante Alighieri dice que ..

Si no se modera el orgullo,él será nuestro mayor castigo.

Sentirnos superiores en comparación con los demás de forma no sana, pone de manifiesto un gran complejo de inferioridad.

Sentimiento que te lleva de la vanidad a la prepotencia y a querer demostrar que siempre se tiene razón.

Intolerante. Ser soberbio u orgulloso negativamente te lleva a la intolerancia.

Y como la soberbia te hace creer que siempre lo haces todo bien, aunque no sea así, les cuesta cambiar horrores sus errores, porque no los aceptarán para si. No los reconocerán como falta.

Ni el error ni el cambio.

Nuestra labor moral para dejar de sufrir es acercarnos al orgullo y alejarnos de la soberbia.

Pero.. ¿Qué pasa si toda la vida nos han dicho que el orgullo es malo?

Orgullo y prejuicio

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La mayoría de nosotras nos educamos con padres que no sabían quererse a si mismos.

No quererse a si mismo dificultaba y mucho que se quisiesen el uno al otro, por lo que experienciarnos relaciones de conveniencia, de necesidad, nunca vimos el amor como modelo.

En esta sardina que se muerde la cola, probablemente no nos quisieron como nosotras necesitábamos, y no es que no fuera su intención, que seguro que sí, pero no supieron hacerlo como queríamos que nos quisiesen.

Amiga, todo daño parte del desamor y de la abandono a uno mismo. Todo.

Si crecimos con falta de amor crecimos con una autoestima muy baja modelada de nuestros mayores.

Hablar bien de ti o elogiar tus esfuerzos de mejora seguro no era bien visto, porque la sociedad no apremia lo que saca a relucir sus heridas.

Nos hicieron confundir valoración de uno mismo con orgullo y lo pintaron de soberbia.

La mayoría de nosotras lo metimos en el mismo saco, en el de las asociaciones negativas que nos hacen sentir mal.

Y no se te permite sentirte orgullosa, entienden soberbia a la luz que emana de ti porque alumbra las carencias en otros.

Se niega el reconocimiento.

Por ello tenemos prejuicios con el orgullo porque en realidad no sabemos lo que es y nos alejamos de la sensación que nos causa su significado, no el real, el que nosotras hemos aceptado.

Es un prejuicio que te lleva a no quererte y a alejarte de ti.

Solo lo puedes trascender otorgándole el real significado al orgullo y a la soberbia e identificando cuando hacen mella en ti, tanto el uno como el otro, porque los dos hablan de tu propia valoración.

¿Cuándo el orgullo puede más que el amor?

El orgullo puede más que el amor cuando no es orgullo, es soberbia y nace del miedo.

Del miedo a sufrir por el daño que puedan hacerte otros con su valoración a tu persona.

Ahí, te disfrazas de soberbia y te defiendes con altanería, una falsa superioridad que esconde un gran complejo: la inseguridad que se porta sostenida en una muy baja autoestima.

Cuando la soberbia actúa derrumba al amor, la compasión y hasta el diálogo, porque la soberbia lucha porque tiene miedo y cuando existe lucha no hay consentimiento, Atacas o mueres.

En el reino del miedo no existe el amor.

Como en el reino del amor no existe la desconfianza.

Son dos mundos distintos.

Incluir o excluir.

La única forma de dejar de sufrir por soberbia y abandonar derrumbar el amor, es suprimir la lucha contigo y con el mundo, aceptar que estás en tu proceso de evolución y crecimiento y que solo desde el levantamiento de tus armas, das paso a la calma y a la trascendencia.

Deja de sufrir y acepta que, desde ahí, transformas sin empecinarte en que las cosas sean como tú quieres, las aceptas como son y desde ahí actúas.

Si no.. perdiste la guerra de la soberbia y cargas el demonio contigo.

Cuando el orgullo te vence.

Cuando el orgullo, que no es orgullo, es soberbia, te vence, aparece el dolor y abandonas todo patrón de comportamiento que te hace persona.

Dejas de negociar lo correcto, solo cuenta tu postura.

No respetas la individualidad del otro, la atacas o la ignoras.

La comprensión desaparece y se entra de lleno en la discusión como guerra de poder.

Jamás te posicionas desde la perspectiva del otro, la empatía a la basura.

Totalmente te candas a decir lo siento, perdón o me equivoqué.

¿Todo por qué?

Porque… ¿No te da la gana escuchar?

Porque… ¿Se prefiere la intransigencia y la imposición?

Porque… ¿Te sientes mejor cargándote de arrogancia e insensatez?

Porque.. ¿Prefieres defender el error a ceder?

Porque… ¿ Permites que tu boca lastime?

Porque… ¿ Prefieres llevar tus manos a la hostilidad en vez de a las caricias por salirte con la tuya?

Cuando la vida te ha llevado hasta aquí el demonio de la soberbia te poseyó y lo tienes que expulsar de ti, porque TÚ no eres eso, actúas así porque te defiendes y atacas muchas veces, sin merecerlo el otro, solo por miedo a sufrir.

Entonces… DESIDENTIFÍCATE.

¿Cómo vencer el orgullo?

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Para vencer el orgullo has de estar dispuesta.

Ese requisito solo nace de ti y viene a darse cuando ya estás harta del dolor que te causa cargar con ese demonio que te vence con la soberbia.

Tienes que creer que es posible cambiar, que eres capaz de cambiar. Solo dí «hasta aquí, no más» y ve por ello, ya te preparas por el camino.

Reconoce que necesitas ayuda, que ahora no sabes cómo hacerlo y estate abierta a escuchar, hablar, compartir e implementar cualquier proceso que suponga una mejora en tu desafío con la soberbia. ACEPTA QUE ESTA VEZ TIENES QUE HACER CASO A OTRO.

Conciénciate que seguir así te causará mucho mal contigo y en tus relaciones con los demás.

Ten esa correspondencia muy presente, por si descubres que de nuevo te secuestra la soberbia, para que el dolor de vivirla te saque de ahí.

Date cuenta que la soberbia contigo y con otros es el principio del maltrato y eso crea un muro en los corazones infranqueable donde la frialdad y la tristeza campan a sus anchas.

¿Cómo sanar el orgullo?

Empieza por lo pequeño, pequeños gestos que transformarán tu mundo.

Después de la concienciación llega la autoobservación, mírate como si fueras otra persona, sé crítica con tus fallos pero no severa, estás aprendiendo a rectificarte.

Implementa estas acciones a tus hábitos. Elígelas:

Cuando te hablen, guarda silencio y escucha con prudencia.

Sustituye el frío sarcasmo y la ironía al hablar por palabras cálidas.

Sé amable.

Ponte en los zapatos del otro y verás como das paso a la comprensión y a la tolerancia, cambiarás por un momento de perspectiva.

Verás en la respuesta que desencadenan estos cambios, como el espacio que llena la soberbia y que ahora está ausente, se llena con amor y dicha, la fuente de la que manan las relaciones armoniosas y duraderas.

Antes de saltar, cuenta hasta 10 o hasta 20, y aprende a respirar para mantenerte en calma, te enseño un ejercicio poderoso AQUÍ

Estas pequeñas modificaciones en tu conducta te van a plantear retos, son tus resistencias al cambio y deberás superarlas, serán tu campo de entrenamiento a tu versión mejorada.

Abandona vivir atrapada en tus miedo, complejos, en tu agresividad, siempre puedes moldearte.

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Pasa un día maravilloso Mi Mujer Valiente.

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